19 abril 2007
Delphi, otra deslocalización
Ayer, hubo huelga general en los catorce municipios de la Bahía de Cádiz contra el cierre de Dephi, industria de componentes de automoción, de la que dependen 1.600 puestos de trabajo directos, a éstos habría que añadir cerca de 2.000 puestos de trabajo indirectos.
18 abril 2007
No a las armas de fuego
Con la tragedia del pasado lunes, 16 de abril, en el Estado de Virginia (Estados Unidos), donde un joven mató a tiros a 32 personas, se reabre el debate sobre la posesión de armas entre la ciudadanía. Mientras unos apuntan al riesgo que supone el fácil acceso a las armas, y creen que sucesos como el acaecido justifican el control de las mismas, los defensores de la tenencia de armas de fuego, amparados por la segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos, afirman que se sienten más seguros con un arma que sin ella. Estar armado, dicen, ofrece la posibilidad de defenderse de un criminal. Dave Kopel, experto en derecho sobre armas de fuego, sostiene, al igual que la Asociación Nacional del Rifle, que el problema del derecho a la posesión de armas de fuego es que haya espacios, como las escuelas o las universidades, donde no se permita su tenencia, de manera que deja indefensas a las personas cuando un criminal vulnera estos espacios (noticia publicada en la edición escrita de La Vanguardia). Así hemos de entender que para evitar esto, tanto el profesorado como el alumnado deberían acudir a la escuela con un arma de fuego en la mochila junto a los libros.
La famosa segunda enmienda, que según los defensores justifica la posesión de armas de fuego, hemos de entenderla en el contexto en que fue creada. Concretamente dice: "Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas". Hemos de entender que Estados Unidos había conseguido la independencia tras una guerra de independencia, y en ese momento era una entidad política débil. Era una unión de excolonias inglesas que se federaban en Nación, con un ejército federal del cual, en un momento dado, se podía desconfiar (se trataba de una cuestión ideológica sobre el federalismo), como pensaba uno de los padres fundadores de la Constitución y patrocinador de las 10 primeras enmiendas: James Madison. De la propia enmienda se desprende que la posesión de armas está condicionada a la necesidad de una milicia. Así que si desaparece esta necesidad, tal derecho pierde su razón de ser. Así que lo que debemos plantearnos es si hoy, doscientos años después de la creación de la Constitución de Estados Unidos, sigue existiendo tal necesidad.
Más allá de todo esto, podemos imaginar dos sociedades radicalmente opuestas, una donde todos los ciudadanos tengan acceso a las armas de fuego, y otra donde ningún ciudadano tenga acceso (legal o ilegalmente) a un arma de fuego. No creo que nadie dude de que de estos dos casos hipotéticos, o ideales, en el segundo se producirán menos muertes por armas de fuego. En el primer caso siempre estará presente la posibilidad de que alguien mate a otra persona de un disparo de bala, en el segundo caso eso es imposible. Luego, lo deseable será una sociedad libre de armas de fuego. Evidentemente, esta opción, a día de hoy, es una utopía, y lo seguirá siendo mientras no se apueste por ella. Ya sabemos por lo que apuestan algunos, la Asociación Nacional del Rifle lo tiene claro, en su página en español reza: Abraza la libertad. Para ellos, la libertad es tener un arma de fuego. Para mi la libertad es poderme pasear sin que nadie me pueda apuntar con un arma de fuego.
10 abril 2007
¿De qué te escandalizas?
Hace algún tiempo vi un anuncio en uno de esos programas de anuncios de otros países. No logro recordar el país ni el anunciante. Me hubiese gustado poder colgarlo, lo busqué por la red pero no lo encontré. Así que les contaré que narraba.
La cámara mostraba a una chica desnuda rebuscando en la basura en una calle céntrica de una ciudad. La gente que pasaba por allí la miraba, se paraba, hacía comentarios con sus acompañantes. Mientras, la chica desnuda seguía rebuscando, indiferente, ajena a las miradas de los transeúntes. A continuación un subtítulo preguntaba al espectador algo así: ¿De qué te escandalizas?
Ahí finalizaba el anuncio. Evidentemente, lo que nos llama la atención es la desnudez física de la mujer, algo que percibimos como una trasgresión, o peor aún, como una agresión, algo que nos hace sentir incómodos, cuando no hay nada más natural que el cuerpo de una persona, algo de lo que no deberíamos avergonzarnos. Sin embargo, algo mucho más vergonzante para nuestra condición humana pasa desapercibida ante nuestros ojos, como es la pobreza, y mucho más vergonzante cuando se produce en medio de la más abundante riqueza, en una gran ciudad. Tal vez sea por lo poco habitual de ver un desnudo en plena vía pública y por lo demasiado habitual de ver a una persona rebuscar en la basura. La cuestión es que ninguno de nosotros se escandaliza por la pobreza a no ser que, como habría dicho el sociólogo Georg Simmel, sea algo demasiado próximo. Entonces lo que conviene es apartarla de nuestra vista. Tal vez deberíamos de reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos cuando las personas que la formamos nos encontramos inmunizados ante estas circunstancias. Algunas personas piensan que es indigno rebuscar en la basura, lo encuentran algo despreciable. Lo que es sin duda despreciable es que en una sociedad avanzada, con un PIB tan elevado, haya personas que tengan que vivir de los desechos de los demás. ¿Cuántos de nosotros no miran a los ojos a esa persona que en el vagón de metro nos pide una limosna para continuar vivo? ¿De qué nos avergonzamos? ¿Es vergüenza ajena? ¿O debería ser vergüenza de nosotros mismos como sociedad y como personas?
La cámara mostraba a una chica desnuda rebuscando en la basura en una calle céntrica de una ciudad. La gente que pasaba por allí la miraba, se paraba, hacía comentarios con sus acompañantes. Mientras, la chica desnuda seguía rebuscando, indiferente, ajena a las miradas de los transeúntes. A continuación un subtítulo preguntaba al espectador algo así: ¿De qué te escandalizas?
Ahí finalizaba el anuncio. Evidentemente, lo que nos llama la atención es la desnudez física de la mujer, algo que percibimos como una trasgresión, o peor aún, como una agresión, algo que nos hace sentir incómodos, cuando no hay nada más natural que el cuerpo de una persona, algo de lo que no deberíamos avergonzarnos. Sin embargo, algo mucho más vergonzante para nuestra condición humana pasa desapercibida ante nuestros ojos, como es la pobreza, y mucho más vergonzante cuando se produce en medio de la más abundante riqueza, en una gran ciudad. Tal vez sea por lo poco habitual de ver un desnudo en plena vía pública y por lo demasiado habitual de ver a una persona rebuscar en la basura. La cuestión es que ninguno de nosotros se escandaliza por la pobreza a no ser que, como habría dicho el sociólogo Georg Simmel, sea algo demasiado próximo. Entonces lo que conviene es apartarla de nuestra vista. Tal vez deberíamos de reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos cuando las personas que la formamos nos encontramos inmunizados ante estas circunstancias. Algunas personas piensan que es indigno rebuscar en la basura, lo encuentran algo despreciable. Lo que es sin duda despreciable es que en una sociedad avanzada, con un PIB tan elevado, haya personas que tengan que vivir de los desechos de los demás. ¿Cuántos de nosotros no miran a los ojos a esa persona que en el vagón de metro nos pide una limosna para continuar vivo? ¿De qué nos avergonzamos? ¿Es vergüenza ajena? ¿O debería ser vergüenza de nosotros mismos como sociedad y como personas?