10 marzo 2008

La debacle de las izquierdas y la tendencia al bipartidismo

Si hay un claro perdedor en estas elecciones legislativas del 9 de marzo de 2008 esas son las izquierdas. Un rápido vistazo a los resultados electorales comparados con los resultados de las anteriores elecciones lo delata. ERC pierde 5 escaños. IU pierde 3. Las consecuencias no se han hecho esperar. Llamazares, tajante, reponsable, siempre en su sitio, dejará su cargo de coordinador general. Puigcercós abandona el Govern. No sirve el incremento de 5 escaños del PSOE. El pacto de izquierdas en el congreso se pierde y la única opción de un gobierno estable pasa por la negociación con los nacionalismos de derechas.

IU, como siempre, es víctima de nuestro sistema electoral, que permite que se den circunstancias como que un partido que ha obtenido más de 960.000 votos obtenga 2 escaños, y otros con menos, como es el caso de CiU, con 774.317 votos, obtenga 11 escaños.

Pero ya que hablamos de víctimas, hablemos de la gran víctima de estas elecciones (favorecida por el sistema electoral que tenemos), que es la pluralidad parlamentaria. No es algo que venga de nuevo. Hace algunas elecciones ya, que venimos observando como el arco parlamentario perdía colores y el número de escaños que no caían en manos de los dos grandes partidos disminuía generando esta polarización parlamentaria. Hoy, en España, las circunscripciones solo tienen dos colores, el del PP y el del PSOE. Los medios de comunicación algo tendrán que ver. Debates cara a cara entre los candidatos de uno y otro partido. Presencia mínima del resto. Sobretodo cuando se le ha dado un bombo mediático como el que se le ha dado. Los responsables seguramente alegarán que ellos solo reflejan la realidad política actual y que las urnas les han dado la razón. El bipartidismo aún no es un hecho, ¿pero cuanto le falta? Es posible que solo el nacionalismo "periférico" de derechas pueda resistir a ello?


07 marzo 2008

Sobre la abstención

Max Weber llamaba "acción al comportamiento humano (sea la realización de algo exterior o de algo interno, una omisión o no impidir que algo pase) en la medida en que el agente o los agentes asocien a aquel comportamiento un significado subjetivo. Y llamamos acción social a aquel comportamiento en el que el significado que el agente o los agentes le asocian está referido al comportamiento de otros, siendo este último por el que se guía el comportamiento de aquéllos"(1).

Siguiendo a Weber, el hecho de abstenerse es una acción social en la medida en que le atribuyamos un significado y esté referido al comportamiento de los otros. Ser conscientes del por qué se abstiene uno y qué reacción espera encontrar en los otros. En nuestra democracia, el derecho a voto, en la medida que no es obligatorio, implica también el derecho a no votar. Sin embargo, muchos tildan a quienes no votan de irresponsables, y que si no les gusta ningún partido, que voten en blanco. Al respecto tengo algunas objecciones. Primero, no tienen en cuenta que el no votar es una acción política siempre que se sea consciente de por qué no se vota (aquí quiero diferenciarlo de aquél que no va a votar porque prefiere irse a la playa, por ejemplo). Segundo, si hablamos de irresponsabilidad, es más irresponsable votar sin saber que se vota que no votar, ya que el que vota sin haber siquiera leído el programa electoral está dando su apoyo a un partido a ciegas, dando legitimidad y poder. Tercero, cuando ofrecen la posibilidad del voto en blanco, esta tiene trampa. El voto en blanco, según nuestro sistema electoral, al incrementar la participación, disminuye la posibilidad de representatividad parlamentaria de los partidos minoritarios al incrementar la barrera mínima para tener acceso a entrar en el reparto de escaños, beneficiando a los partidos mayoritarios. Por ello no es nada recomendable el voto en blanco.
Lo que si que considero, más que irresponsable, poco ético, el pedir la abstención para conseguir ganar unas elecciones. El que solicita esto, no espera ganar las elecciones porque su programa, sus propuestas, convenza más que las de sus adversarios, sino por que su adversario convenza aún menos y desmotive más. Un demócrata jamás se debería de alegrar de ello.

(1) Weber, M. Conceptos sociológicos fundamentales. Capítulo 1.