16 octubre 2006

La Tertulia

Los bares podríamos considerarlos como puntos de encuentro donde el ciudadano de a pie expone su opinión debatiendo de una manera, más o menos, abierta sobre cualquier tipo de asunto. Suelo frecuentar uno de esos bares donde (considerando que se trata de un local situado en uno de esos barrios de la periferia de la ciudad) asoman todo tipo de personas y personajes. En este local se administran clases prácticas de historia, se debate sobre la política nacional e internacional, sobre el terrorismo o la subida del precio del dinero, sobre la inmigración o el fútbol, sobre el sentimiento nacionalista y los sentimientos nacionalistas, sobre la legalidad o la ilegitimidad de las cosas, un lugra donde lo mismo se re-citan versos de Quevedo como que se canta canciones de Joan Manel Serrat.

El otro día era uno de esos en los que se cuestionaba, entre otras cosas, la existencia de las cosas más allá de toda experiencia personal. Así, sin saber muy bien como, acompañado alguno por alguna que otra cerveza de más, cosa que no le exculpa de sus palabras, los contertulios nos encontramos inmersos entre disparates y sensateces varias.

Alguien dijo: Los vascos, ¿de dónde vienen los vascos?
- Descienden directamente de Noé. Un león y una leona, una jirafa y un jirafo, un vasco y una vasca.
- Yo el rollo ese del arca no me lo creo. ¿Dónde está ese arca?
- En el monte Ararat, a cincomil y pico metros de altura.
- Pues yo te digo que el arca ya lo encontró Indiana Jons.
- Que no, que ese no es, que ese es el arca de la alianza, donde se encuentran las tablas de la ley, los diez mandamientos.
- Otro rollo, ¿y Dios? ¿Dónde está Dios?... y la biblia, ¿quién ha escrito la biblia?
- Varios autores.
- Si, ya, pero ¿quién nos asegura que fue san Juan quien escribió el Apocalipsis?
- Existe alguien, con poder, se supone, que es quien dice lo que es cierto y lo que no lo es. Hay textos que no son reconocidos (por la Iglesia, se entiende, que es quien se autoimpone la autoridad).
- Pues yo digo que Dios no existe. ¡Cómo se puede ser tan inculto?
- No es cuestión de incultura, creer es un acto de fé.
- Yo solo creo en la ciencia.
- Creer en la ciencia también es un acto de fé, yo me tengo que creer lo que dicen los científicos, ¿cómo sé que no es así?
- ¿Quién me dice a mi que lo que pone en la biblia es verdad? Yo si no lo veo no me lo creo.
- ¿Y Mahoma? ¿Por qué no podemos representarlo? No sé por qué se ofenden tanto estos musulmanes. A mi si hacen una caricatura de Jesús o lo que sea me da lo mismo.
- ¡Que te da lo mismo! ¡Vamos a la iglesia de ahí abajo y quememos al Cristo ese! ¡No hay huevos! (y no los hubo, no). Veís, mucho hablar pero luego nada.
- Es que nosotros no somos tan fundamentalistas como ellos.
- Yo la verdad es que no sé por qué se pelean, ¿no es el mismo dios?
- Los musulmanes son unos machistas y quieren imponer su religión a los demás. A mi no me importa que tengan sus mezquitas, pero que respeten lo que hay aquí. Yo si fuera, que no pienso ir, a su tierra respetaría y me amoldaría a lo suyo.
- ¡Asturias es España y lo demás es territorio conquistado! (eso gritó uno en medio de la conversación).
- Los musulmanes, tontos no son. 12 mujeres para uno solo.
- ¡A ver quién aguanta a 12 mujeres! yo con mi mujer ya tengo bastante.
- No hombre, no, 12 mujeres haciendo lo que tú digas. Una para fregar, otra para cocinar, otra para follar.
- Si, di que si, ¡viva la igualdad! y luego hay quien dice que los musulmanes son unos machistas.
- Son unos machistas y unos fanáticos religiosos.
- Si, como los cristianos que iban a las cruzadas a matar moros en nombre de Dios y dejaban en casa a la mujer con el cinturón de castidad puesto.
- Pero no me compares, ellos lapidan a las mujeres y las obligan a llevar burka.
- Si, es verdad, y aquí las matamos "porque era mía".
- Aquí, además, estamos cargados de prejuicios y estereotipos, como el programa ese que hay en Italia, "la guapa boba y el empollón".
- ¡Pero eso es en Italia!
- En Italia como en España, ¿o no existe aquí el "macho ibérico"?
- Si, y por desgracia cada vez quedamos menos.

Para mi tiene poca importancia si Dios existe o no existe. No importa mucho si lo que dice la biblia es cierto o no. Ni siquiera es importante si el Apocalipsis lo escribió san Juan o Mariano Fernández. Lo que tiene relevancia es que la gente le da crédito y actúa en consecuencia. Nosotros podríamos determinar que Manolo, el camarero, es dios. Cada día lo reverenciaríamos como tal. A nuestros hijos los educaríamos en esa creencia para que también lo reverenciasen como a un dios. Cuando Manolo muriese, construiríamos una estatua suya, incluso da igual que esta estatua no guarde ningún parecido con el difunto y apreciado camarero, la cual reverenciaríamos como si fuese el mismísimo Manolo en persona. Podríamos también escribir algún libro narrando maravillas sobre él, y afirmar y reafirmar que todas las mentiras que escribamos son ciertas, siempre y cuando tengan una mínima coherencia. Poco a poco la realidad se mezclaría con la ficción. De hecho, poco importaría, más aún si ese "invento" nos da una posición privilegiada dentro del grupo como guardianes de la "verdad". Con el tiempo, ¿quién puede discernir lo real de lo no real? Siempre y cuando actuemos como si Manolo fuese un Dios, poca importancia tiene si lo es o no lo es.

Ahora bien, es necesario, en la medida de lo posible, desenmascarar las falsedades en las que se apoyen nuestras acciones, y en todo caso, si se ha de construir un marco común para la acción, que sea eso, un marco construido entre todos y todas.